Sexo por dentro: reseña de Solo de trompeta, de A. F. Molina, por Leopoldo Azancot




Exploración de los conflictos del deseo
Solo de trompeta
A. F. Molina
Los libros de Berta, Madrid, 1987, 209 páginas 800 pesetas


LEOPOLDO AZANCOT

¿Qué movió a A. F. Molina a escribir Solo de trompeta? Con toda seguridad, el deseo —consciente o no— de utilizar la escritura terapéuticamente, como un medio de hacer acceder a la conciencia conflictos interiores que por su propia violencia, percibida como destructiva para el yo, permanecían fuera de ella. Solo de trompeta, en efecto, constituye un espécimen brillante de esa modalidad de novela que explora la interioridad última del hombre, sus zonas más secretas, por unas vías que permiten al autor burlar las censuras fundamentales que estorban la comunicación entre lo consciente y lo inconsciente: la originada por el miedo a que lo inconsciente se posesione del sujeto y acabe por desposeerlo de su consciente y la originada por el miedo a que la razón sea incapaz de coordinar la totalidad de los elementos aparentemente heterogéneos surgidos del inconsciente y, literalmente, se rompa. Radicando la clave del éxito de la tarea, por una parte, en conseguir que la imaginación puesta en juego asegure en todo momento el control de aquello a lo cual se aplica, y por otra, en lograr que los contenidos del inconsciente sacados a la luz se mantengan en esa zona fronteriza entre la vigilia y el sueño que la razón no considera propia ni susceptible de ser sometida a sus leyes.
A diferencia, sin embargo, del logro absoluto alcanzado por Kafka en La metamorfosis, A. F. Molina no ha sido capaz de mantener el mismo nivel de exigencia a todo lo largo de Solo de trompeta: mientras que en la primera parte del libro aplica con rigor el método anteriormente descrito, a todo lo largo de la sección titulada Otros papeles se limita a realizar variaciones en el plano de la mera fantasía a partir de los hallazgos realizados previamente, incurriendo, como consecuencia, en fáciles racionalizaciones —el protagonista se convierte en enano a causa de la negativa de los otros a reconocer su verdadera talla interior—, en la creación de situaciones artificiosas —pugna del protagonista y del otro enano, encarnación de la segunda mitad de su yo dividido, por la posesión de la tabernera— y en la utilización de elementos surrealistas de acarreo. A pesar de ello, no obstante, el libro mantiene una relativa coherencia, no se escinde por completo en dos grandes partes antagónicas entre sí, gracias a que uno de los temas medulares del mismo, el tema del sexo —el otro tema cardinal, el del sentimiento de culpa inducido por los padres, sólo alcanza su pleno desarrollo en las secciones iniciales—, es abordado en Otros papeles, de manera intermitente, con un rigor y una inmediatez vital que, si bien no son tan grandes como en la primera mitad del libro, alcanzan dimensiones muy considerables.

Riqueza erótica
Y es que hay que abrirse a la evidencia Solo de trompeta posee una riqueza desde el punto de vista erótico muy raramente alcanzada en la literatura española. Desde el prólogo, que da cuenta de un sueño de castración de rara pureza, hasta las páginas finales del libro, la realidad sexual en su conexión con otros aspectos fundamentales de lo humano es objeto de aproximaciones de extrema valentía: presencia del fetichismo del pie desnudo, explotación del simbolismo verbal de la palabra pájaro, indagaciones acerca de la tentación del incesto —masturbación de la mayor de las hermanas del protagonista, escena de la seducción por ésta del otro hermano por intermedio del fetichismo del pelo—, análisis del conflicto entre atracción y rechazo de su origen, examen de la interiorización de dicho conflicto y de su relación con el narcisismo a través de la relación entre Miguel y Aquilino, referencias al miedo a la propia agresividad sexual en el episodio de la mano de almirez, materialización de la idea de que el sexo es malo en sí en la atracción que experimenta el protagonista por bebidas y alimentos repugnantes, reflejo de la confusión entre virilidad y homosexualidad en las relaciones de Miguel con Anita, señalamiento del origen de los problemas sexuales en la hembra ambivalente.
[Esta crítica de Leopoldo Azancot a la reedición de la novela de Antonio Fernández Molina Solo de trompeta fue publicada por el diario El País el 27 de marzo de 1988].

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