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| La mujer pájaro, 1989. Antonio Fernández Molina |
Visión
Desde lo alto de los Cielos
veo un planeta diminuto.
Desciendo hacia la Tierra,
distingo montes y mares.
Me atrae el aspecto de un país.
¿Por su perfil de vieja,
por su forma de piel de rana?
Pongo los pies en el suelo,
paseo por calles y plazas
de un lugar muy conocido
y reconozco una fachada
con los rasgos de un rostro amado.
La puerta de la casa me recuerda su boca.
Recorro la mansión
con los ojos cerrados.
Subo las escaleras, llego a la alcoba
donde vivimos bellos sueños.
La misma luz de los años azules
calienta la existencia transparente
de cartas escritas con tinta simpática,
de cajitas llenas de cosas entrañables,
de queridos personajes,
de tantas lecturas alumbradas
por el rescoldo de las estrellas.
En las paredes viven bellos paisajes.
Las vigas del techo son cual ramas
de árboles vivos del bosque.
Son limpias baldosas las piedras
de la catedral del arroyo.
Guardián del Paraíso, en la habitación,
la mujer musa emite luz de espiga
y se dispone a dictarme poemas.
Publicado en la revista Almunia
n.º1. Revista de creación y pensamiento. Libros del Innombrable. Zaragoza: 1998.
© Herederos de Antonio Fernández Molina
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